+Denuncian ceses injustificados y adeudos de salarios en Liga Mx femenil
+La Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales denuncia más de 130 bajas en el pasado periodo de transferencias
+No les pagan un solo peso y salen a decir que abandonaron el club, aun cuando tienen contrato vigente, argumenta la AMFpro
+El gremio de futbolistas confirmó adeudos a los Bravos, dirigidos el torneo anterior por Ricardo Tuca Ferretti
Ciudad de México, 20 de julio (BALÓN CUADRADO).- Irremediablemente cavernario el futbol mexicano: carece de un sindicato que haga valer los derechos laborales de sus agremiados.
Así, en la Liga Mx Femenil –creada en 2017– las jugadoras enfrentan despidos injustificados y, en algunos casos, adeudos de salarios al no entrar en los planes de sus clubes al final de cada torneo, afirma Álvaro Ortiz, presidente de la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales (AMFpro), frente a las más de 130 bajas que se registraron en el pasado periodo de transferencias.
Lo que ocurre, explica Ortiz al diario La Jornada, es que los directivos corren a las jugadoras, no les pagan un solo peso y salen a decir que abandonaron el club, aun cuando tienen contrato vigente.
Incluso, en los casos en que existe un retraso de retribución de sueldo, ninguna puede firmar un finiquito hasta no llegar a un acuerdo para su salida.
El promedio de las jugadoras de la Liga Mx Femenil es de 4 mil 500 pesos como salario base según ESPN, aunque el promedio es de 8 mil pesos, una cantidad que se ha multiplicado en los cinco años de vida de la competencia femenil en México, ya que al inicio de la misma el salario promedio era de mil 500 pesos.
Que contrasta con los estratosféricos salarios de los varones.
De acuerdo con versiones periodísticas, hay jugadores que tienen salarios de cuatro millones de dólares anuales, en promedio. Entre ellos se encuentran André-Pierre Gignac, Tigres, y Guillermo Ochoa, América.
En junio pasado, integrantes del equipo femenil del Querétaro, encabezadas por la delantera Mayra Santana Estrada, solicitaron en redes sociales la ayuda del francés Gignac, para cubrir gastos personales.
La directiva descartó tener adeudos con la plantilla, pero puso en relieve la existencia de contratos que se pagan a 10 meses, lo que conlleva una falta de transparencia, según la AMFpro.
“El problema es que no se arreglan contratos por meses, sino por una cantidad anual, la cual puede dividir en 10 o 12”, explica el ex futbolista.
Detalla que el salario base y el seguro de gastos médicos mayores “ya lo tienen”.
Lo que hace falta, precisa, es darles más información:
“Ellas son las que menos ganan, no hay razones para retrasar los salarios. Lo que recomendamos es que se expresen por las vías indicadas, en este caso la Asociación, porque ese acuerdo hicimos con los clubes y la Liga”.
Dicha organización gremial no tiene el reconocimiento de la Secretaría del Trabajo para, en su caso, parar la liga correspondiente por el trato de esclavos modernos que reciben estos deportistas, hombres y mujeres, desde tiempos inmemoriales.
Sobre esa línea, Ortiz observa que el número de jugadoras que causen baja de los equipos seguirá creciendo con la llegada de elementos del extranjero, los cuales –en su mayoría– demandan una mayor inversión.
“Nosotros estamos atentos a las problemáticas que se denuncien; por ahora no hay adeudos, porque han llegado a acuerdos con ellas, pero esas prácticas existen”, agrega sin mencionar casos específicos por confidencialidad.
Fundada en 2017, la AMFpro confirma, por otro lado, que la directiva de Bravos de Ciudad Juárez arrastra adeudos con diferentes ex integrantes de su plantel, quienes demandan varios meses de sueldo luego de no ser considerados por el técnico Hernán Cristante.
“Muchos incluso nos dijeron que no les contestaban ni el teléfono”, lamenta Ortiz.
“La noticia se volvió tan viral que provocó determinados arreglos, pero otros siguen en proceso de negociación. Se finiquitará en las próximas semanas. El resto del plantel va al día, según lo que me han dicho”, puntualizó.
Pobre futbol mexicano, lejos de dios en las afiladas garras de los zares del balón.